TU PALABRA ES LUZ EN MI CAMINO

 

TU PALABRA ES LUZ EN MI CAMINO

Somos un pueblo guiado por la Palabra de Dios. ¿A dónde nos lleva? Nos lleva al seno del Padre, nos conduce como Pueblo y no como individuos. Somos el pueblo proyectado hacia el Padre. Todo comienza con el llamado que Dios le hace a un hombre llamado Abram. "Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré."(Gn 12, 1) Abram escucha la Palabra, se levanta y salió fuera para ponerse en camino de éxodo dejando atrás su tierra, su patria y su parentela. Va una tierra desconocida, por el camino va a ir recibiendo sus instrucciones. Lleva consigo una promesa: "De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición." (Gn 12, 2) Así comienza el viaje de la fe, como inicio de la historia de la salvación.

Abram significa padre excelso, por el camino Dios le cambia el nombre: Abraham que significa padre de todos los creyentes. De Abraham nace Isaac, el hijo de la sonrisa, de Isaac nace Jacob y de éste nacen las doce tribus de Israel que van a parar a Egipto. Tierra de esclavitud de la cual Dios, los libera por medio de Moisés, para llevarlos al desierto y hacer alianza con aquellas tribus nómadas un pueblo, el pueblo de Dios. (Ex 20) Como signo de la alianza Dios entrega a su pueblo los Mandamientos, 10 Palabras para que el pueblo obedezca a su Dios, camine con él y lo siga.

Dios le presenta su Pueblo el código de la Alianza: "Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica. Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los mandamientos de Yahveh tu Dios que yo te prescribo hoy, si amas a Yahveh tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y multiplicarás; Yahveh tu Dios te bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión." (Dt 30, 14- 16)

Diez siglos después en la literatura sapiencial Dios le vuelve a recodar al Pueblo el libre albedrío, el Pueblo es libre para hacer el bien o para hacer el mal: "El fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito. El te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano. Ante los hombres la vida está y la muerte, lo que prefiera cada cual, se le dará."(Eclo 15, 14- 17) Dios ama, perdona y salva, pero a nadie obliga, el hombre decide salvarse o perderse. Si quiere puede guardar los Mandamientos y permanecer fiel a la voluntad de Dios. La voluntad de Dios manifestada en dos principios morales: “Haz el bien y rechaza el mal” (Is 1, 16; Rm 12, 9)

El pueblo de Israel conoce el desierto. Allí hace alianza con Dios, conoce sus debilidades y su pecaminosidad. Se queja y murmura contra Moisés y contra Dios, pero también conoce su amor, su misericordia que aunque el pueblo rompe la alianza, Dios la restablece, lo perdona y lo sigue llevando hacia la tierra prometida. Allá Dios vuelve a instruir y a corregir a su Pueblo que reconoce su pecaminosidad: «¿Con qué me presentaré yo a Yahveh, me inclinaré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros añales? ¿Aceptará Yahveh miles de carneros, miríadas de torrentes de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?»  «Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.»" (Mq 6, 6- 8) Es el llamado a la santidad, a vivir en comunión con Dios y con los hombres, todos son iguales y tienen la misma dignidad. Déjense conducir por su Dios guardando sus Palabras, sus Mandamientos  y practicando el Bien. (Is 1, 16)

El pueblo es de cabeza dura, peca y vuelve a pecar, pero Dios lo sigue amando. Por eso por medio de otros profetas revela a su pueblo su designio de salvación, habrá otra alianza: "Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh" (Os 2, 16.21-22) Osea nos presenta los dones de Dios para la Novia: la Palabra de Dios, el Perdón y la Fidelidad.

"He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo." (Jer 31. 31- 33)

"Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas." (Ez 36, 24- 27)

"Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy Yahveh cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahveh, lo digo y lo haga, oráculo de Yahveh.»" (Ez 37, 12- 14)

¿ Qué hace Dios para realizar esta promesa de salvación?

San Juan nos dice: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios." (Jn 3, 16- 18)

San Pablo nos dice: "Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!" (Gál 4, 4- 6)

La vida misma de Jesús es un viaje y es un camino que invita a seguir. "Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(2 de Cor 8, 9) La pobreza es el camino que Jesus eligió para él y para los que quieran seguirlo. Su pobreza fue hacerse hombre, su pasión y su muerte. Esa pobreza es la que nos hace ricos. "Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres! Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame."(Mt 16, 21- 24)

En Jerusalén Jesús va a graduarse como el Siervo de Dios, y quienes vayan con él serán los siervos de Cristo. CRUZ Y RESURRECCION son dos momentos de un mismo acontecimiento: La Pascua de Jesús. La Muerte y Resurrección hacen decir a san Pablo: "Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad." (2 Cor 5, 7- 8)

Y con su sangre selló la Nueva Alianza para sacar a los hombres del pozo de la muerte y de los terrenos de las tinieblas para que cambiáramos de dueño y de padre (Col 1, 13- 14) Para hacer de los creyentes una Nueva Creación, con los pecados perdonados, reconciliados, salvados y santificados por la presencia del Espíritu Santo (Rm, 5. 5; 8. 29)

"Y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros." (Jn 16, 8. 13-14)

La Palabra de Dios y la acción del Espíritu Santo son inseparables. La Iglesia es conducida por el Espíritu Santo que nos lleva a Cristo que nos lleva a seno del Padre que nos envía una palabra que se escucha en nuestro corazón para que nazca y crezca la fe (Rm 10, 17) La Palabra es Luz que ilumina nuestras tinieblas para que vivamos en la Verdad y seamos consagrados en la Verdad (Jn 17, 17) La misma Palabra nos lleva a la salvación y a la perfección cristiana: "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena." (2 Tim 3, 16- 17)

"Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero." (Slm 118, 195) El sendero o camino de Jesús es un Camino de luz, de amor, de verdad y de vida. Ese camino es Jesús que nos dice a todos los creyentes: "«Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»" (Jn 8, 12) Para permanecer en la luz de Jesús, el creyente debe de alimentarse con la Palabra de Dios que lo invita a romper con el pecado (1 de Jn 1, 6-8) y a guardar los Mandamientos de Dios (1 de Jn 2, 3) Juntamente con lo anterior debe de guardarse de los ídolos: el poder, el placer y el tener (1 de Jn 2, 15) Para no caer en la idolatría. Y pueda así permanecer en la pobreza espiritual que lo hace desprendido, generoso y servicial, al estilo de Jesús.

La Palabra nos hace ser Comunidad para caminar juntos, comunicarse, trabajar juntos y santificarnos juntos. El Camino de Jesús, iluminado por su Palabra es un Camino sinodal, es decir, se camina con otros para que tengamos un mismo destino, una misma misión y una misma familia. La Familia del Padre, hermanos entre nosotros y servidores de los demás.

Somos servidores de la Nueva Alianza iluminados con el Mandamiento regio de Jesus: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34)



 

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