LAS DOS CASAS, UNA CIMENTADA SOBRE ROCA Y LA OTRA CONSTRUIDA SOBRE ARENA MOVEDIZAS .

 

LAS DOS CASAS, UNA CIMENTADA SOBRE ROCA Y LA OTRA CONSTRUIDA SOBRE ARENA MOVEDIZAS

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"«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?"  Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23) ¿Cuál es el camino de la salvación? ¿Quién podrá salvarse? El que acepta la voluntad de Dios y se somete a ella, el que la obedece, o la pone en práctica. ¿Cuál es la voluntad de Dios? Elegimos dos textos uno de Juan y otro de Pablo:

“Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio." (1 Jn 3, 23- 24)

 

"Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros" (Rm 12, 9- 10) La voluntad de Dios es que creamos en Jesucristo para creyendo seamos perdonados, reconciliados, salvados y santificados, tal como lo dice la carta a los romanos: "A todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo." (Rm 1, 7)


Las dos casas, con destino diferentes: «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»" (Mt 24, 24- 27)

 

El fundamento de la primera casa fue puesto sobre Roca, es decir, el Fundamento es Cristo (1 Cor 3, 11), Amor, Verdad, Vida, Justicia y Santidad (Jn 14, 6; Ef 4, 24) La segunda casa que fue barrida y arrasada su fundamento fue el “Vacío,” el “Caos,” la “Nada.” (Gn 1,1) Así lo había dicho el profeta Miqueas: " «Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.»" (Miq 6, 8) Hagan el bien y rechacen el mal.


Santiago que escuchó las palabras de su Maestro, el señor Jesús, nos dice lo mismo, pero, con otras palabras: “Poned por obra la palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. "Porque si alguno se contenta con oír la Palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo: se contempla, pero, en yéndose, se olvida de cómo es. En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz. Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.”

(Sant. 1, 22- 27)

La Ley perfecta de la libertad es la ley del Amor a Dios y al prójimo, quien así ama ha cumplido la ley y los profetas. "La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud."(Rm 13, 10). Al comienzo del Sermón de la Montaña, Jesús hace una advertencia solemne presentando la Ley dada por Dios en el Sinaí con ocasión de la Primera Alianza, a la luz de la gracia de la Nueva Alianza:

«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una "i" o un ápice de la Ley sin que todo se haya cumplido. Por tanto, el que quebrante uno de estos mandamientos menores, y así lo enseñe a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; en cambio el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los cielos» (Mt 5, 17-19).

Jesús mismo se sometió a la ley (Gál 4, 4) y se hizo maldición por la ley al ser crucificado para liberar a los hombres de la esclavitud de la ley (cf Gál 3, 13) Jesús no vino abolir la Ley sino a perfeccionarla y darle Plenitud. El sentido de los Mandamientos es el amor y el servicio al prójimo. Quien guarda los Mandamientos camina en la Verdad.

Jesús habla con autoridad sobre la Moral y el Culto: “Todo poder se me dado en los cielos y en la tierra” para enseñar lo referente a la Verdad: "«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?"  (Mt 7, 21- 22)

La fe de estos hombres era falsa. Con palabras de Santiago su religión era vana y vacía, Pablo nos diría se trata de amores fingidos (cf Rm 12, 9) No podemos hacer una mezcla de los valores del Reino con una vida mundana y pagana, el fruto de esto es la tibieza espiritual, según nos dice el Apocalipsis: "Al Ángel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo." (Apoc 3, 14- 17)

«Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Me he hecho rico con la predicación de la Palabra, con los diezmos del pueblo, con otros medios que vienen de la religión… fuente de mi riqueza que no viene de la pobreza de Jesús (2 Cor 8, 9) Esto es abominable para Dios que conoce el interior de los corazones. Las palabras de Jesús son veraces y eternas, es decir, no las cambia: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 23) Son palabras actuales que nos pueden hacer pensar y sacudir hasta lo más profundo de nuestro corazón. Pero señor, señor, yo prediqué e hice milagros y expulse en tu nombre a los demonios, la respuesta siempre será: “No os conocí”.  Lo que equivale a decirnos: “No estaba yo con ustedes” Lo que hacían era por cuenta de ustedes, estaban al servicio de sus intereses, y no lo hacían para gloria de mi Padre ni para el bien de la Iglesia.

"Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez, y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista. Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete."  (Apoc 3, 18- 19)

"Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias." (Apoc 3, 20- 22) Para estos las palabras de Jesús son de bendición: “Vengan benditos de mi Padre a participar del gozo de su Señor”

“La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.” (Snt 1, 27) La lucha es en el corazón entre el Ego contra el Amor. El Ego inflado por la riqueza nos deshumaniza y despersonaliza, mientras que el Amor nos hace desprendidos y humildes, prontos para servir y ayudar a los necesitados. El Ego es el padre y la madre de los vicios, mientras que el Amor es el padre y la madre de las virtudes, fundamento y muralla de nuestra fe. Es un revestirse de Cristo para no contaminarse con los espíritus impuros o para no llevar una vida mundana y pagana. Lo que nos pide entrar en el camino del grano de trigo: “Morir para vivir y dar mucho fruto.” (cf Jn 12, 23- 24)

"Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano."(1 Jn 4, 20-21)

Oración: Gracias Padre por darnos la experiencia de tu amor derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que Tú nos has dado, ensancha Señor nuestro corazón, hazlo grande para que podamos amarte cada vez más y mejor.

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