LA MISIÓN DE JESUCRISTO ES LA RESPUESTA AL AMOR DE DIOS.

 

LA MISIÓN DE JESUCRISTO ES LA RESPUESTA AL AMOR DE DIOS.

 

Dios prometió salvación antiguamente. “Os sacaré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; os purificaré de todas vuestras inmundicias y de todas vuestras basuras. Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas. Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios (Ez 36, 24- 28).

Dios promete hacer con su Pueblo una Nueva Alianza. Por eso, profetiza y diles: Esto dice el Señor Yahvé: Voy a abrir vuestras tumbas; os sacaré de ellas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de ellas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahvé, lo digo y lo hago (Ez 37, 12-14)

Jesucristo es el cumplimiento de las promesas de Dios. “Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para rescatar a los que se hallaban sometidos a ella y para que recibiéramos la condición de hijos. Y, dado que sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y, si eres hijo, también heredero por voluntad de Dios” (Gál 4, 7).

“Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.(Jn 3, 16).

¿Qué hace Dios para salvarnos? Lo primero es “La Encarnación.” Dios envía su mensajero el ángel Gabriel a visitar a María (Lc 1, 16ss). Entre la doncella de Nazareth y el Ángel del Señor se da el diálogo más liberador de la historia que culmina con la hermosa respuesta de María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según su palabra” (Lc 1, 26ss).  Las palabras de María acercan el cielo a la tierra: “Y el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros”; (Jn 1,18). El “fiat” de María une al cielo con la tierra; Dios ha tomado rostro humano para amarnos con corazón de hombre, lo que estaba separado ha sido unido.

Lo segundo es La vida Pública de Jesús. ¿Cómo es la Misión de Jesús? Jesús nace y crece, y llegado el tiempo señalado por Dios baja al Jordán y es bautizado por Juan. Para luego ser conducido por el Espíritu al desierto como un tiempo de preparación, para después comenzar su obra mesiánica. Con su Palabra, con sus milagros, curaciones, exorcismos, y de manera especial con su testimonio de vida, Jesús siembra el reino de Dios en los corazones de los hombres (Jn 8, 1-11; Lc 19, 1-10; Lc. 15, 11, ss).

 

Lo tercero es la Redención. ¿Qué hace Jesús? Toda su vida, estuvo orientada hacia su hora: Vida, Pasión y Muerte… Se ofrece al Padre, en el Espíritu, como víctima, como hostia viva para redimirnos de la servidumbre del pecado. Jesús con su muerte de Cruz es el Vencedor del mundo, del Maligno y del Pecado (Col. 2, 14- 15). Muere para que nuestros pecados sean perdonados (Rm 4, 25). En virtud de la sangre de Cristo nuestros pecados son perdonados (Ef. 1, 7), y nuestras conciencias son lavadas de los pecados que llevan a la muerte (Heb 9, 14).

 

Lo cuarto es la Resurrección de Cristo, el Señor. Es el triunfo de Jesús sobre la muerte. Jesús resucita para que tengamos vida en abundancia (Jn 10, 10). Resucita para darnos Espíritu Santo. Con su resurrección ha vencido la muerte y nos ha abierto las puertas de la verdadera libertad: “Para ser libres nos liberó Cristo” (Gál 5, 1). Con su muerte y resurrección Jesús ha establecido el Culto Nuevo y ha sellado con su Sangre la Nueva Alianza. El signo de la Nueva Alianza, es interior, es el Espíritu Santo.

 

Por la obediencia de Cristo al Padre y por el amor de Cristo a los hombres hemos sido salvados. La salvación, es un don de Dios y una posibilidad para nosotros: Jesús ha pagado el precio por nuestra salvación, pero él, no nos salva a fuerzas, es por eso una posibilidad. Hoy día es una posibilidad para nosotros, si queremos podemos salvarnos aceptando el don de Dios o podemos también perdernos, rechazando el regalo que Dios nos ofrece: Cristo Jesús.

Algo sobre el Plan de Dios realizado por Cristo y actualizado en nuestra vida por el Espíritu Santo. "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado.

En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra.

A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo. En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria." (Ef 1, 3- 14)

Es un Plan de salvación. Dios por amor lo inventa en la eternidad, Jesús lo realiza en la historia y el Espíritu Santo lo actualiza en nuestra vida. La elección, la filiación, la redención y la santificación para ser todos: judíos y gentiles, alabanza de la gloria de Dios. El Plan lo hacemos nuestro por la fe, y el sacramento de la fe es el Bautismo.

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