ALGO SOBRE LA FE




Algo sobre la fe.



Hoy el evangelio nos presenta una palabra consoladora: <<Porque yo os aseguro que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Desplázate de aquí allá’, y se desplazará. Y nada os será imposible>> (Mt 17, 20) Es decir, con fe podemos cambiar la manera de pensar, de sentir y de vivir.

¿Qué pasaría?

Podríamos hacer maravillas. "Como el mover montañas”, según las Palabras del Autor y Consumador de nuestra fe, Cristo Jesús (Heb 12, 2).

Fe que tiene como origen la escucha de la Palabra de Cristo (Rom 10, 17) y nos lleva al Nuevo Nacimiento (Jn 3, 1- 5).

Fe que tiene como fundamento y como contenido al mismo Jesucristo (1 Cor 3,2). Qué oportuno es mencionar las palabras de san Pablo: Que Cristo viva por la fe en vuestros corazones" (Ef 3, 17). Si Cristo resucitado vive en mi corazón, mi fe está viva y yo me encuentro en las manos de Dios... esa es la fe que mueve montañas.

El poder de la fe se manifiesta siempre en el servicio para irradiar en el rostro de las personas el amor, la paz y la alegría. Con Palabras de san Pablo: <> (Gál 5, 6).

La fe crece viviendo de la Palabra de Dios, poniéndola en práctica, dándose y entregándose en servicio a los demás para que lleven una vida digna y descubran la belleza de la dignidad humana.

En la fe cristiana se encuentra la semillas de la Sabiduría divina que nos capacita para vivir en comunión con la “realidad” y conocer el arte de amar y de servir.

Quien tenga fe  y se deje conducir por ella va aprendiendo el arte de vivir en comunión con Dios, con sigo mismo y con los demás: Vive una relación sana con Dios, una relación sana consigo mismo y una relación sana con los demás.. No hay lugar para los complejos de culpa, ni para los miedos o rencores. En la escuela de fe, aprendemos a vivir el arte de amar y el arte de servir (cfr Jn 13).
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La fe cristiana crece con la oración interior, cálida y extensa. Crece cuando es irrigada con la Palabra de Dios y con las obras de misericordia. La fe crece cuando vivimos una Liturgia que da honor y gloria a Dios y amor y servicio a la Iglesia. La Oración puede ser individual, comunitaria o litúrgica...
Con el poder de la fe podemos vencer el mal y podemos hacer toda clase de buenas obras. Con palabras de san Pablo: "Rechacen el mal y amen apasionadamente el bien" (Rom 12, 9) La fe cristiana es la Luz, el Amor, la Vida y el Poder de Dios que llevamos en nuestros corazones. Por eso decimos, hay Fe donde hay confianza en el Señor, donde hay obediencia al Señor, donde hay amor al Señor y a nuestros hermanos.

Sólo entonces descubrimos que el lugar de nuestra fe cristiana es múltiple: Nuestro corazón, Dios, los demás y la naturaleza, es decir el lugar es nuestra realidad: La fe nos pide salir para ir al encuentro de la realidad… a esto llamamos: “EX PERI ENCIA” RELIGIOSA. Esto es, vivir de encuentros con nuestra realidad para que la fe crezca y dé sus frutos
.
Los frutos de la fe los encontramos en Gál 2, 22; entre otros el amor, a paz y el gozo en el Espíritu. En Efesios 5, 8 “La verdad, la bondad y la justicia” En Colosenses 3, 12-14: Entrañas de misericordia, humildad, mansedumbre…”

El camino de la fe se debe de recorrer siguiendo las huellas de Jesús, cargando la cruz… y con toda seguridad nos lleva a nuestra realización humana, nos humaniza y nos hace más personas y mejores personas...

Cuánta verdad hay en las palabras de Jesús: "si tuvieras fe como un granito de mostaza", serías un ser original, responsable, libre y capaz de amar. Seríamos personas amables, generosas, serviciales y maduras.

La Fe nos quita lo tacaño, lo perezoso y lo impuro.... Nos hace hijos de Dios, hermanos de los demás y servidores del reino de Dios.

La Fe del corazón es aquella que acepta la Voluntad de Dios y se somete a ella para llevar una vida digna del Señor: <> (Col 1, 9- 11)
La fe llegada a su madurez es Caridad (Gál 5.6) Lo que nos ayuda a entender que sin fe no hay comunión con Dios y nuestras obras no son agradables a Dios (cfr Heb 11, 6) La fe madura está en la humildad, en la generosidad, en la solidaridad, en la mansedumbre, y en todo lo justo, lo bueno y lo santo (Rom 12, 2)

Creo en Ti Señor Jesús… Confío en Ti y te amo Señor, …, pero,  aumenta mi fe.

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