DE LA PRIMERA CARTA DE JUAN, DESDE EL CAPITULO TRES, DEL EL UNO AL QUINCE.

 


DE LA PRIMERA CARTA DE JUAN DESDE EL CAPITULO TRES DESDE EL UNO AL QUINCE.

Padre es el Nombre de Dios en el Nuevo Testamento.

1.Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. (1 de Jn 3, 1) Padre es el nombre personal de Dios en el Nuevo  Testamento: “Padre les he revelado tu Nombre” (Jn 17, 3) Padre es el nombre propio de Dios. Es nuestro Padre por “elección”. Nos eligió en Cristo desde antes que el mundo existiera para estar en su presencia, santos e inmaculados en el amor. Y nos destinó a ser adoptados como hijos suyos mediante Jesucristo (cf Ef 1,4- 5) Por amor lo hizo, por qué nos amó, nos entregó a su Hijo para redimirnos, perdonar nuestros pecados y darnos Espíritu Santo (Ef 1, 7- 8) Los rostros de Dios que Jesús nos ha revelado son: Padre, Amor, Perdón y Libertad.

Hay Paternidad, Filiación y Fraternidad.

 2. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. (1 de Jn 3, 2) Si hay Paternidad hay filiación y  hay fraternidad, somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Dios se manifiesta amándonos, a darnos a su Hijo yal darnos Espíritu Santo; también se manifiesta cuando nosotros amamos, por él es Amor, y todo el que ama conoce a Dios, nace de él y le pertenece (cf 1 de Jn 4, 7- 8) “Para eso derramó su amor en nuestros corazones, juntamente con el Espíritu Santo que nos ha dado” (Rm 5, 5) Para hacernos partícipes de su “naturaleza divina” (2 de Pe 1,4b)

La esperanza nos hace puros.

3. Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro. (1 de Jn 3, 3) La esperanza viene de la fe y se despliega hacia el amor. Nuestra esperanza consiste en que sabemos que tenemos un Padre que nos ama, nos perdona, nos salva y nos da Espíritu Santo. Esperamos en la Vida eterna, y en la resurrección de la carne; esperamos que si nos arrepentimos, Dios perdona todos nuestros pecados y nos da Vida eterna. Esperamos en el Poder de Dios que actúa en nuestro corazón para llevarnos a la santidad, a la libertad y a la justicia. Esta esperanza nos hace puros y limpio como lo es él: Santo. La esperanza cierta, debe de esta ruñida a una fe viva y a una caridad ardiente, las tres son inseparables.

El pecado nos separa de Dios.

4. Todo el que comete pecado comete también la iniquidad, pues el pecado es la iniquidad. (1 de Jn 3, 4) Todos somos pecados y podemos pecar (Rm 3, 21) Pero si pecamos, tenemos un abogado ante el Padre, Jesucristo, el Justo, que se ofreció para el perdón de los pecaos y los de todos los hombres (cf 1 Jn 2, 1- 2) El peligro está en pensar que somos personas buenas y que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y decimos que Dios es un mentiroso (cf 1 Jn 1, 8- 9) Pero, si reconocemos nuestros pecados y nos arrepentimos, justo y fiel, es é para perdonar toda nuestra inequidad (1 de J 1.10) Es la Palabra de Dios que ilumina nuestras tinieblas y nos ayuda a reconocer nuestra pecaminosidad (cf Juan 16,8) A más luz tengamos, más conciencia tenemos del pecado.

Tenemos un Redentor, Jesús que nos ha liberado del pecado.

5. Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados y en él no hay pecado. (1 de Jn 3, 5) Jesús nos ha redimido, ha muerto para que nuestros pecados fueran perdonados. No hay pecado que se reconozca y se pida perdón, que no sea perdonado. En virtud de su sangre nuestros pecados son perdonados (Ef 1, 7) Cristo Jesús al perdonarnos, también, nos reconcilia con Dios y entre nosotros (Ef 2,14) Y con su sangre abre el camino para venga a nosotros el Espíritu Santo. Limpia nuestras mentes y nuestros corazones para que tengamos una fe sincera que dé frutos de vida eterna (Ga 5,22- 23) Y lo más hermoso, es que Jesús, el Hijo de Dios, nunca pecó y por eso pudo decirnos: ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? (Jn 8, 45)  Y a los fariseos y escriba que quería apedrea e a una mujer les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.  (Jn 8, 7- 9)

Permanezcan en mi Amor.

6. Todo el que permanece en él, no peca. Todo el que peca, no le ha visto ni conocido.  (1 de Jn 3, 6) Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».  (Jn 8, 31- 32) Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. (Jn 15, 7- 8) Jesús es luz y todo el que está en la luz vive en Cristo y está en comunión con él dando los frutos de la luz son: la bondad, la verdad y la justicia (Ef 5, 9) El pecado rompe la comunión con Dios y con los hermanos: “Permanezcan en mi Amor, en mi Luz, en mi Verdad, y tendrá Vida” (cf Jn 15, 4; Jn 14, 6) Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. (Jn 15, 10).

Que nadie os engañe.

7. Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. (1 Jn 3, 7) El que practica la justicia nace de Dios y conoce a Dios (1 de Jn 2, 29) El justo es el que confía en Dios (Jer 17,7) El justo guarda los mandamientos y hace el bien, es un hombre virtuoso. Bendito sea aquel que fía en Yahveh, pues no defraudará Yahveh su confianza. Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto. (Jer 17, 7- 8) El justo es aquel que ha justificado por la fe de Jesucristo, sus pecados han sido perdonados y ha recibido el don del Espíritu Santo ( Rm 5,1- 5; Ga 2,16)

Sed sobrios y velad.

8. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. (1 de Jn 3, 8)  “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira. En cambio, a mí, porque os digo la verdad, no me creéis”. (Jn 8, 44- 45) Diablo significa el que divide y Satanás el que pone obstáculos. Es el adversario de Cristo y nuestro: Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.(1 de Pe 5, 8)

Permanezcan en mi amor, no se bajen de la cruz.

 9. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado porque su germen permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios. (1 de Jn 3, 9) La vida cristiana es un don de Dios y es una lucha, la verdad es que siendo nosotros cristianos, hombres nuevos, portadores de la gracia de Dios. podemos pecar, caer y llegar hasta el desenfreno de las pasiones (Ef 4,18) Pero, también sabemos que tenemos un Padre misericordioso que si volvemos a él con un corazón contrito y arrepentido, perdona todos nuestros pecados. Ante el Padre tenemos nuestro abogado, a Jesucristo que intercede por nosotros (1 de Jn 2, 1- 2) Que nuestro amor a Dios y a los hombres no sea fingido (Rm 12,9) Que nuestro amor venga de una fe sincera y de un corazón limpio, para no apagar la luz en nuestros corazones. Entre más sincero sea nuestro amor, más fieles seremos al amor de Dios.

Hagan el bien y rechacen el mal.

10. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano. (1 de Jn 3,10) La justicia y la caridad son inseparables. Las dos nos llevan a nacer de Dios (1 de Jn 2, 29; 1 de Jn 4, 7-8) Le hacemos justicia a Dios cuando guardamos sus mandamientos y cuando creemos en Jesucristo su Hijo. Le hacemos justicia a Jesús cuando elegimos el camino que él nos propone: El amor acompañado por el servicio. Le hacemos justicia a los hombres cuando los reconocemos como personas; cuando los aceptamos como son; cuando los respetamos de pensamiento, palabra y obra; Cuando les ayudamos a cargar con su cruz y cargamos con sus debilidades (Rm 15, 1) y cuando nos abrimos a caminar con ellos y a trabajar con ellos en la Civilización del Amor.(Jn 15, 1- 10) Y el que no práctica la justicia y hace la caridad, no nace de Dios, y no le pertenece. Amar es no pecar y odiar es pecar. La caridad es lo que distingue a los hijos de Dios, de los hijos del Diablo.

Por encima de todo, amar.

11. Pues este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. (1 de Jn 3, 11) Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. (Jn 13, 34) Jesús enseñó a su discípulos el arte de amar: Amar por primero (1 de Jn 4, 1) Amar a todos sin acepción de personas (Jn 17, 1ss) Amar a los enemigos (Lc 6, 27) Amar a los pobres (Mt 25,40) Amor recíproco (Jn 13, 34) y Amar con otros (Lc 5,7) El amor en Jesus ha de estar acompañado con el servicio.

Hagan el bien y rechacen el mal.

12. No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? (1 Jn 3, 12) Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas. La envidia llevó a Caín a odiar a su hermano y a sus buenas obras, es decir, odió la caridad. Donde existe envidia no puede haber fe ni amor fraterno, hay odio fraterno, por eso se convirtió en asesino.

El mundo los odia porque ustedes me aman.

13. No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. (1 de Jn 3, 13) El mundo no es la creación que es bella, el mundo no es la Humanidad que es muy bella, el mundo es el sistema doctrinas que rechazan a Jesucristo y a los cree en él, lo aman y lo siguen. «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. (Jn 15- 18- 19) El que ama a Jesús, no ama al mundo, pero, ora por los que son del mundo.

El amor es la señal, de la muerte a la vida.

14. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. (1 de Jn 3, 14) La señal del paso de la muerte a la vida, es el perdón, la paz, el gozo, el amor. El paso de las tinieblas a la luz y de la esclavitud a la libertad, pide, nacer de Nuevo, de lo Alto, nacer de Dios. En el Nuevo Nacimiento somos perdonados y reconciliados y recibimos la Gracia de Dios, el Amor, para amar a Dios y a los hermanos.

No matemos al amor.

15. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él. (1 de Jn 3, 15) Cuando el hombre y la mujer, hacen daño a los demás, los engaña, los dividen, los oprimen, los humillan, están pecando, están matando a Cristo en sus propios corazones, y mueren espiritualmente (Rm 6,23) La fe, la esperanza y la caridad se van de su corazón y se quedan vacíos de Dios, de Amor, de Verdad y de Vida. (Jn 14, 6) Y se hacen hombres viejos (Ef 4,23) Dieron la espalda a Dios para abrazar a otro dios. lo que el mundo les ofrece; el poder, el placer o el tener (1 de Jn 2,15)

 

 

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