TODOS SOMOS SALVADOS POR LA FE DE JESUCRISTO.

 


TODOS SOMOS SALVADOS POR LA FE DE JESUCRISTO.

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo. «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés». Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto. (Hech 15,1-6)

Unos que bajaron de Judea a Antioquia, traían un espíritu de confusión, querían engañar a las comunidades. Se presentaban como enviados de los Apóstoles, era falso y mentían, venían por cuenta propia. Movidos por el celo por la Ley, no habían entendido el cristianismo. ¿Qué decían? Qué bueno que han creído en Cristo y se han bautizado, perro, no admiraban las maravillas del Espíritu en la comunidad, sino que les decían: Si no se convierten a Moisés y aceptan su Ley, no se salvarán. Pablo con el ojo biónico de la fe: el discernimiento de espíritus, se rasga la vestidura y grita, eso no es cierto: Sólo Cristo Salva por su muerte y resurrección.  

Según la teología de Pablo la salvación es por la gracia de Dios: “Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.”(Ef  2, 4- 9)

 

Y en la carta a los gálatas les dice: “Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo, conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gál 2, 15- 16) Por la justificación por la de de Jesucristo recibimos el perdón de los pecados, la vida eterna y el don del Espíritu Santo.  Pablo descubre el gran peligro que surge en la Iglesia debido al celo por la ley que venía de los cristianos venidos del judaísmo: Volver a la ley mosaica, entonces Cristo murió y resucitó en vano. “Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo -. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema. Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!” (Gál 1, 6- 9)

¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado? Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu, ¿termináis ahora en carne?¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería! El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación? (Gál 3, 1- 5)

La predicación de la Palabra nos lleva a la verdad y al conocimiento del Plan de Dios que nos dice: que por la muerte y resurrección de Jesucristo hemos sido justificados, es decir salvados (Rm 4,25) Y no niega el sentido de la fe, dentro del Plan de Dios:

De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gál 3, 24- 28) Lo mismo lo repite en la carta a los colosenses: No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. (Col 3, 9- 11)

Cristo por su Pascua ha hecho de los dos pueblos un solo pueblo: Judíos y gentiles, en Cristo son Unidad: “Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles según la carne, llamados incircuncisos por la que se llama circuncisión - por una operación practicada en la carne -, estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad.” (Ef 2, 11- 16)

En Cristo, en virtud de su sangre estamos reconciliados con Dios y entre los hombres. Cristo es nuestra paz. No levantemos nuevas barreras para que nadie nos divida. Seamos unidad como es la voluntad de Dios. Somos salvados por la Gracia de Dios manifestada en Cristo Jesús nuestra Salvación. No pongamos nuestra confianza en nuestras obras, oraciones y en otras personas, sólo Cristo salva, por la Gracia de Dios, somos lo que somos.

 

 

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