EL QUE CREA Y SE BAUTICE SE SALVARA Y EL QUE NO CREA SE CONDENARA

 


EL QUE CREA Y SE BAUTICE SE SALVARA Y EL QUE NO CREA SE CONDENARA

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: 'Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor. No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor' ". Lv 19, 1-2. 11-18

Sean santos como Yo soy santo, guarden mis mandamientos y amen a sus prójimos como a sí mismo. Lo anterior es posible por la Fe que nos trae la Luz, el poder y la misericordia. Cristo es la Luz, el que la tiene el poder y tiene la misericordia, no camina en tinieblas (cf Jn 8, 12) Por la Fe somos justificados, recibimos el perdón de los pecados y recibimos el amor, la misericordia y la vida eterna (cf Gál , 6, Rm 5, 1) Estamos en comunión con Dios en Cristo y podemos dar frutos de vida eterna y en abundancia (cf Jn 15, 1- 5) Podemos permanecer en la Palabra, ser discípulos de Cristo y conocer la verdad que nos hace libres (cf Jn 8, 31- 32) Por Cristo y en Cristo Dios nos ha redimido y por la acción del Espíritu Santo nos ha santificado (Ef 1, 7-8)

Y, ¿Ahora qué? Permanezcan en mi Gracia para que se hagan hijos de Dios, hermanos de los hombres y servidores de ello, al estilo de Jesús que no vino a ser servido sino a servir (cf Mt 20, 28) "Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias. Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación, si es que habéis gustado que el Señor es bueno." (1 de Pe 2, 1- 3) "Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios. Honrad a todos, amad a los hermanos, temed a Dios, honrad al rey."(1 de Pe 1, 16- 17) "Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén."(2 de Pe 3, 18)

¿Cómo podemos crecer en la Gracia de Dios? Siendo dóciles al Espíritu Santo que nos lleva a los terrenos de Dios para fortalecernos con ello. Los terrenos de Dios son la Bondad, a Verdad y la Justicia (Ef 5,9) Qué son hijos de la Luz, y por lo tanto de la Fe. "Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. "(Rm 5, 1- 5)

La Gracia increada es el mismo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo que habitan en nuestro interior por la presencia de la fe viva, la esperanza cierta y por la caridad ardiente. Somos Casas de Dios, mientras no las convirtamos en cuevas de ladrones. (Mt 21, 13). Por eso pedimos al Señor que no nos deje caer en tentación (Mt 6, 13) Es la invitación que Jesús nos hace para que oremos sin descansar: "Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»"(Mt 26, 41)

Oración acompañada por el ayuno y por la caridad, son fuerza para refrenar el pecado, para elevar nuestro espíritu a Dios y para profundizar las raíces de la fe: la humildad, la mansedumbre y la misericordia. Recordando las palabras del apóstol Santiago: "¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta."(Snt 2,14- 17) Sin caridad no hay fe y no hay esperanza. Y sin fe no hay esperanza y no hay caridad. Y sin esperanza tampoco hay fe y no ha caridad. Las tres son inseparables.

Escuchemos a Jesús darnos una de sus últimas enseñanzas, quizás la más grande: "«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda."(Mt 25, 31- 33) Jesús hace referencia a su segunda venida, viene en su Gloria a dar a cada uno la recompensa, Separa a las naciones, una a su derecha y a otras a su izquierda, para comenzar el Juicio Universal. Esto será al fin del mundo. Hubo un juicio particular  cuando a cada uno s ele acaba su mundo con la murte, si mueres en la Gracia de Dios habrá recompensa, el Cielo, si estás en pecado mortal habrá castigo, el infierno.

"Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"  Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."(Mt 25, 35- 39)

Quizás fuiste un gran pecador, pero, te arrepentiste y pediste el perdón de los pecados y viviste como hijo de Dios. “Dónde abundó el pecado sobre abunda la Gracia de Dios” (Rm 5, 20) Seremos juzgados por la misericordia de Dios. Misericordia que viene de la Fe. Practicaste la misericordia y la justicia de Dios, vas al Cielo (cf 1 de Jn 2,29; 1 de Jn 4, 7- 10) Ahora escuchemos la sentencia para los que están a la izquierda:

Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." (Mt 25, 40- 45) Estos no se salvan porque no se arrepintieron, murieron en pecado mortal, su muerte es eterna.

Ya el apóstol Mateo nos había hablado de los que se salvan y de los que se condenan: "Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis." (Mt 7, 16- 20) El fruto bueno es el amor, la misericordia, la mansedumbre y la humildad. El fruto malo es la soberbia, el odio, la avaricia, la lujuria, y otros. Por eso El apóstol nos añade:

"«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23) No basta con hacer oraciones, lo importante es el Amor. Amar a Dios y amar al prójimo, a los hermanos.

Hoy muchos dicen y predican que Dios misericordioso al final a todos va a salvar que Cristo vino por todos y que murió por todos. Esto es cierto, pero también que Dios dio a todos el libre albeldrío: Yo decido salvarme o perderme, a fuerzas Dios no nos salvará. No les crean, san Pablo dice: "Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!" (Gál , 8- 9) ¿Quién es el que se salva? El que hace la voluntad de Dios: “Los que creen en Jesucristo y ama a sus hermanos” (1 de Jn 3,23) Y en el gran envío Jesús dijo: "El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará."(Mc 16, 16) La Fe nos va dejando Luz, Poder y Misericordia.



 

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search