CREER EN JESÚS ES LA VOLUNTAD DE DIOS PARA SALVARNOS.
"Todo
lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque
he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo
que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la
voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida
eterna y que yo le resucite el último día.»"(Jn 6, 38- 40)
¿De qué vida se trata? De una vida
donada, entregada, crucificada, resucitada y glorificada. De la cual Jesús
dijo: “Vengo para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10)Se
trata de la misma vida de Dios, Jesús vino a traernos a Dios.
"En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de
Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor;
antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar:
¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio
de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y
coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él
glorificados."(Rm 8, 14- 17)
¿Qué tenemos que
hacer para tener vida eterna? Solamente un cosa: Creer y creer en Jesús, el don
de de lo Alto y el Hijo de Dios (Jn 3,16) Jesús que murió y resucitó para
darnos vida eterna (Rm 4, 25) "Sed, pues,
imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó
y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma."(Ef
5, 1- 2) "Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra
justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo,"(Rm
5, 1; Gál 2, 16)
¿Qué es la fe en Jesucristo? Es verlo y aceptarlo como nuestro Salvador,
Maestro y como Señor de nuestra vida y de nuestra historia. Salvador porque
murió y resucitó por la Humanidad. Maestro por que nos enseñó la Verdad que nos
libera (Jn 8, 32) Y Señor porque todo ha sido sometido a los pies de Jesús. Ha
sido constituido Señor y Mesías (Hch 2, 36) Creer en Jesús es ir a él, en
obediencia a su Palabra: "«Venid a mí todos los que estáis
fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»"(Mt 11,
28- 30)
El
“Encuentro con Jesús” es liberador, gozoso y reconciliador. Nos libera de
nuestra “carga” y participamos del poder de su Resurrección para reconciliarnos
con Dios y entre nosotros: "Porque
él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que
los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con
sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo,
haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de
la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad. Vino a anunciar la paz: paz a
vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca." (Ef 2,
14- 17).
La
reconciliación en virtud de la Pascua de Cristo nos hace ser una “Nueva
creación.”Lo viejo a pasado, lo que ahora hay es lo Nuevo: Cristo resucitado y
el Espíritu Santo que da a los creyentes que han muerto con él, han sido
sepultados con él y han resucitado con él en su Bautismo (cf Rm 6, 4- 6) Creer
en Cristo es morir con él y resucitar con él para crucificar nuestra naturaleza
pecadora en la Cruz de Cristo, y poder decir con san Pablo: "La ley, en
verdad, intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia; así, la mismo que el pecado reinó en la muerte, así
también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por
Jesucristo nuestro Señor."(Rm 5, 20- 21)
Creer
en Cristo es pertenecerle, y somos de Cristo cuando lo amamos, obedecemos su
Palabra y confiamos en él: "Pues los que son de Cristo Jesús, han
crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el
Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana
provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente."(Gál
5, 24- 26) La gloria vana es el estilo de la carne que es una vida mundana y
pagana; una vida llena de vicios. Vida que lleva a la muerte espiritual (cf Rm
6, 23)
La
salvación camina con sus pies sobre la tierra y la mirada en el cielo. Los pies
de la salvación son la Justicia y el Amor, la mirada en los cielos es la
Santidad. Ahora podemos guardar los Mandamientos de Dios, guardar su Palabra y
practicar las Virtudes cristianas, lo que equivale a crecer en La “unidad en la
fe, el conocimiento de Dios, hasta alcanzar la madurez en Cristo” (Ef 4, 13).
La Justicia de Dios, no la nuestra, se ha manifestado en Cristo Jesús, nacido
para nuestra salvación. (cf Rm 3, 21) Y el Amor de Dios ha tomado rostro humano
para amarnos con un corazón de hombre. Cristo Jesús. (cf Jn 14, 7) Jesús es el
Santo de Dios que nos invita a ser: Santos, humildes y mansos de corazón (Mt
11, 29)
Por
la fe en Jesucristo el Amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón con el
Espíritu Santo en nuestro interior para que amemos a Dios y a los demás. (cf Rm
5, 5) La experiencia del Amor de Dios es salvadora y liberadora. Está experiencia
nos lleva a nacer de nuevo nacer del “Agua y del Espíritu.” Experiencia que nos
trae el perdón de nuestros pecados y el don del Espíritu Santo. Nos introduce
en la Pascua de Cristo, en la Nueva alianza y en la Nueva Creación que las tres
son una misma realidad para ser de
Cristo, amar a Cristo y servir a Cristo. Esto es nuestra fe cristiana. Sin esta
fe nada es grato y agradable a Dios (Heb 11, 6) Nuestra fe es Comunión con
Cristo y con la Iglesia en el Espíritu Santo. Una fe que pide obras (Snt 2,
14). Las obras de la fe, son las Obras del Amor, las virtudes cristianas, (Gál
5, 22- 23; Ef 5, 9; Col 3, 12- 14) que consisten en revestirnos de Cristo para
que entonces seamos “hijos de Dios,” “Hermanos y servidores de los demás” en Cristo
Jesús.
Llamados
a creer en Cristo Jesús para hacer de todos una “Nueva Familia.” La Comunidad
de Jesús, un Pueblo Nuevo, la Iglesia de Dios. El alma de esta Comunidad es la
Comunión, y la Comunidad es la manifestación de la Comunión que es llamada a
ser Participación y Misión. La Iglesia existe para evangelizar de acuerdo a las
palabra de Jesucristo resucitado:
"Jesús
se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en
la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo
lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo.»"(Jn 28, 18- 20)
Vayan a sembrar
mi Palabra en el corazón de los hombres para que los que crean en Mí y se
bauticen, se salven (Mc 16, 15) Evangelizar es anunciar el Nombre de Jesús, su
Misión y su Destino. Es proclamar el Reino de Dios traído por Jesús. Un Reino
de Justicia, Santidad y Amor.
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