1. LA PREGUNTA SOBRE EL HOMBRE





LA PREGUNTA SOBRE EL HOMBRE

1.La  pregunta: ¿Hombre, quien eres Tú?
El hombre vive en el mundo, repitiéndose la vieja pregunta que ha venido rebotando a lo largo de la historia, de siglo en siglo, sin haber encontrado la respuesta que lo satisfaga. La pregunta pareciera ser siempre la misma y con una única finalidad: descubrir el misterio del hombre.
Pregunta miles de veces escuchada, y que han dado origen a otras tantas respuestas, originando las ciencias sociales, naturales y humanas que, desde su particularidad, han contribuido a esclarecer el enigma del ser humano, aunque sea de manera fragmentaria y parcial, por no tocar a profundidad la totalidad integral de la persona[1].
La pregunta sobre el hombre surge en la actualidad con más fuerza que nunca; la razón es evidente, las respuestas del hombre sobre sí mismo y el sentido de su existencia han dejado un sabor de insatisfacción. El hombre se siente despojado de las soluciones de otras épocas en las que encontraba refugio. Se ha dado cuenta que el mundo moderno con sus avances científicos, en los cuales Comte aseguraba el futuro de la humanidad, al no fomentar los valores humanos, se ha convertido en una amenaza para la humanidad.
Hoy día el nombre se siente defraudado por la seguridad que Freud le ofrecía al liberar los instintos sexuales reprimidos en su época; actualmente, a pesar de las técnicas anticonceptivas y de la liberación de prejuicios y tabúes, el hombre, despojado de sus valores religiosos y morales, experimenta la insatisfacción de antes: la comercialización sexual que ha terminado devaluando el sexo, no fue la solución que le aseguraba el gran psicólogo vianés, que redujo al hombre a un puñado de fuerzas instintuales.[2]
Tanto a nivel científico, filosófico o cotidiano el que sigue preguntando es el hombre; se pregunta sobre el mundo y las cosas, ¿qué es todo eso y cuál es su último y verdadero sentido?, quiere saber sobre sí mismo y los demás. Muchas han sido las respuestas, aunque variadas y contradictorias, que han venido a develar nuevas profundidades  y nuevos misterios, que a la vez suscitan nuevas preguntas mostrando que el problema del hombre no es una causa perdida ni resuelta; sino actual e inconclusa, con una exigencia para cualquier individuo que desde su estrato social o para cualquier ciencia particular que quieran seguir investigando sobre el hombre; presenta cuatro aspectos:
·       Toda respuesta aunque variante o inconclusa tiene su validez dentro de un marco histórico.
·       El que pregunta nunca arranca de cero; por lo tanto se ha de aceptar el aporte enriquecedor de la historia.
·       El hombre no es un ser inmutable, sino por el contrario, es un ser con la necesidad de proyectarse, generando así, nuevas preguntas que dan lugar a nuevas respuestas[3].
·       La unificación de respuestas particulares, ya sea a nivel individual o científico, conforma la respuesta integral evitando caer en un absolutismo dogmático, que empobrece el conocimiento humano.
Cuando Dios creó al hombre tomó como modelo a su Hijo. Para el cristianismo Jesús es lo que todo hombre está llamado a ser. La tarea de todo hombre es descubrir su rostro y el sentido de su vida. Decir que el hombre tiene rostro es decir que existe, que tiene dignidad, que es un fin en sí mismo, que es valioso y es don de Dios a la humanidad. Es descubrir el fundamento de su significado y el sentido de su existencia. Qué hermoso es saberse “don de Dios” para los demás.
     
En la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11ss), encontramos una frase que nos ayuda a descubrir toda la riqueza que se encierra en cada ser humano: “Todo lo mío es tuyo”(Jn 17, 10) ¿Qué significa todo? Significa que el hombre participa de lo que Dios es y de lo que Dios tiene. Él, gratuitamente comparte sus dones con el hombre a quien ha puesto como corona de la Creación; como amo y señor de todo lo creado. Sólo al aceptar esta hermosa verdad podemos comprender que la grandeza del hombre no está en las cosas, sino en lo que realmente es: “Imagen y semejanza de un Dios” que es PADRE, AMOR, PERDÓN, LIBERTAD, VIDA, SANTIDAD... Todo ser humano está llamado a ser padre-madre, es decir, está llamado a ser fecundo, y lo es en la medida que ame y manifieste su amor a los demás.
2.¿Qué es el hombre para te acuerdes de él?

La Sagrada Escritura nos da la respuesta tan ansiada y tan buscada: “Eres de gran valor, eres precioso a mis ojos y yo te amo” (Is 43, 4-5). “Con amor eterno te he amado” (Jer 31, 3). “En Cristo, Dios nos eligió desde antes de la creación del mundo, y nos destinó a ser adoptado como hijo suyo” (Ef 1, 4-5). “Cristo me amó y se entregó por mi” (Gal 2, 20). Para Dios el hombre es un ser valioso, importante, amado por Él y llamado a ser una “Plenitud”. Dios tiene proyectos de vida para el hombre y para todos los hombres.

·       El hombre. Todo hombre es un ser en relación:[4] “No es bueno que el hombre esté solo, démosle una ayuda adecuada” (Gn 2, 18). El hombre no se realiza solo, necesita de los demás y ellos necesitan de él. Somos seres en comunión con los demás, con Dios, consigo mismo y con la naturaleza. Estamos llamados a vivir de encuentros con la “Realidad” para poder realizarnos como lo que somos.

·       El hombre. Todo hombre es un ser en proyección. El hombre no recibe la vida como algo completamente terminado, sino que tiene la tarea y la vocación de hacerse más hombre y hacer más humano el mundo en el que vive[5]. No estamos hechos, nos estamos haciendo, nuestra vida está orientada hacia lo que todavía no somos pero que estamos llamados a llegara ser. Necesitamos salir fuera de nosotros mismos para desplegarnos, desenvolvernos y realizarnos como personas poseedoras de unos valores que esperan ser realizados en el encuentro con los demás. Nuestra vida está orientada hacia los otros, al Otro, hacía lo otro.

·       El hombre. Todo hombre es un buscador de valores, de perlas preciosas. ¿Qué buscamos? ¿Dónde buscamos? Buscamos ser felices, sentirnos bien, agradar a los demás… En el fondo lo que todo hombre busca es a Dios, y lo hace sin darse cuenta… a veces lo busca en el poder, otras en el placer o en el tener… La felicidad tan buscada por el hombre no es ajena a él, la lleva en su interior como un anhelo que desea ser descubierto, liberado y realizado. Para Aristóteles la felicidad era el fin último del hombre.Para Viktor Frankl el hombre la encuentra sin buscarla directamente; cuando se proyecta en la vida, la felicidad, aparece por añadidura, como fruto de su realización humana.

3.Los Rostros del Hombre

Decir que todo hombre tiene rostro es aceptar que todos somos iguales en dignidad. Todos salimos de las manos de Dios. Es aceptar la dignidad de cada ser humano; su grandeza, su vida interior, sus criterios y su pensamiento. Cuatro son los rostros del hombre que nos ayudaran a conocernos mejor lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Existe una integración entre ellos, que si faltará uno de ellos los otros tres perderían su valor y el rostro del hombre quedaría desfigurado, despersonalizado y deshumanizado.

A)   El hombre es un ser original


No es fácil comprender lo que significa ser original, ser único, ser irrepetible, cuando en nuestra sociedad reina el conformismo; se vive haciendo lo que otros hacen; vivimos en una sociedad masificada y masificadora, esclava de las modas o de estilos de vida impuestos; maneras de vivir que desfiguran a los seres humanos.
Cada ser humano es único e irrepetible porque Dios lo hizo original. No fuimos creados para ser copia de otros. No somos seres clonados. Nunca queramos vernos como los demás. No hay otro que piense como yo, que sienta como yo, que ame como yo; por eso soy una maravilla; Dios no se repite en sus criaturas. De esto sacamos algunas conclusiones:
Ø  El ser humano tiene la capacidad de ser creativo. Esto nos exige no ser copias de otros. No querer vernos como los demás se ven, ni hablar como ellos o vivir como otros viven. Tú tienes lo tuyo, sé original, sé tú mismo.
                                    
Ø  El ser humano puede tomar decisiones por sí mismo. La peor ofensa contra ti mismo, es dejar que otros decidan tu vida, o que en cuestiones tan serias como el casarse, sean otros quienes lo decidan. La peor ofensa contra la dignidad del ser humano es la Manipulación.

Ø  El ser humano está llamado a ser amo y señor de su vida. Y no esclavo de las pasiones, instintos, cosas o personas. No seamos títeres de otros; de nada ni de nadie. Deberíamos ver a todo ser humano con respeto, admiración y delicadeza.

B)    El hombre es un ser responsable


Ser responsable en la vida significa vivir de frente a sí mismo y de frente a los demás. Responsable de los pensamientos, palabras, obras y omisiones, es decir, somos responsables por el mal o por el bien que se hace o se deja de hacer. Sin miedo digamos que la responsabilidad es el termómetro de la madurez humana. Hay una persona madura, ahí donde hay responsabilidad. Educar para la responsabilidad tiene dos dimensiones: una positiva y otra negativa.
Veamos la dimensión positiva:
Ø  Aceptar nuestros deberes y no solo nuestros derechos.La base de todo derecho es el deber cumplido. Tenemos el derecho a tener una vivienda digna, pero también tenemos el deber de trabajar y administrarnos para un día lograr ejercer este derecho fundamental de todo ser humano. Tenemos el derecho a la educación, pero también tenemos el deber de estudiar, etc.

Ø  Ser solidarios con los demás, especialmente con los de casa. Algo que se tiene que aprender desde niños. Papá y mamá pueden y deben compartir con todos los de casa los trabajos, deberes o responsabilidad para que los pequeños no crezcan con la idea de que papá y mamá son sus sirvientes o instrumentos que tienen la obligación de hacerlo todo.

Ø  Aprender el sentido de justicia. En casa, todos son importantes, los pequeños y los grandes, por lo mismo todos deben ser responsables de la armonía familiar, cada uno según la  capacidad que su edad le permita. La justicia es dar a cada quien lo que le corresponda por el hecho de ser persona, ser humano.

Sin el cultivo de los valores humanos o personales nadie podrá llegar a poseer su Originalidad creativa a favor de sí mismo y en favor de los demás.

Veamos ahora la dimensión negativa:
Ø  No cosificar y no instrumentalizar a las personas. No hacer a otros medios a nuestro servicio, o instrumentos de trabajo o de placer a favor nuestro.

Ø  No desconocer ni negar los valores, cualidades y posibilidades que existen en los demás. Eso significaría ser ciego, sordo y mudo; un ser atrofiado.

Ø  Nunca manipular a  ningún ser humano. La manipulación es la peor de las ofensas contra la dignidad las personas.

Urge erradicar y eliminar de nuestra vida toda falsa imagen que podamos tener del hombre y de la vida. Urgen cambios profundos en la manera de pensar y de sentir. Urge que nos dediquemos a cultivar actitudes positivas frente a la vida y frente a los demás para no quedarnos como un simple bosquejo de personas al margen de nuestra realización.

C)   El hombre es un ser libre


Muchas son las personas que se autodefinen como hombres o mujeres libres que pueden hacer lo que quieran con su dinero o con sus cuerpos. La frase clásica que se usa: “haz con tu cuerpo lo que quieras que para eso eres libre”, ha llevado a muchos al libertinaje, a la irresponsabilidad. El ser libre tiene sus exigencias:
Ø  Ser libre significa que el hombre es capaz de elegir bien en cada situación concreta de su vida; ser libre significa ser capaz de auto realizarse y auto determinarse; el hombre libre elige y decide su futuro, lo que él quiere hacer de su vida; tiene la visión de saber distinguir entre lo bueno y lo malo. Por malo se entiende todo aquello que impide que nos realicemos como personas, o todo aquello que impida que el reino de Dios crezca en nosotros. Lo bueno es entonces, lo contrario: todo lo que permite que nos realicemos como personas, o todo lo que permite que el reino se desarrolle en nuestras circunstancias[6].

Ø  Cultivar hábitos buenos que nos den la fuerza para rechazar lo malo y la fuerza para hacer lo bueno. El cultivo de buenos hábitos nos lleva a la posesión de las virtudes y de los valores humanos. El hombre dotado de inteligencia puede realizar juicios prácticos, y por su voluntad decide hacer o no hacer lo que la inteligencia le presenta como bueno. A los hábitos buenos se les llaman virtudes, mientras que a los malos se les nombra vicios.

Ø  Tener la disponibilidad para servir a los demás seres humanos, sin que importe su estrato social, color de la piel, sexo o religión, abrazando todo lo que el servicio desinteresado implica.

Ø  Tener la capacidad del desprendimiento; desprenderse de personas, ideologías, bienes o cosas que nos impidan vivir como seres en proyección.

D)   El hombre es un ser capaz de amar


No sólo debemos reconocer esta hermosa verdad, sino también, hemos de reconocer que fuimos creados por amor, y fuimos creados para amar. Decir que somos seres capaces de amar es aceptar el sentido de nuestra vida.
¿Qué entendemos por amor? Según la Biblia amar es entregarse, es donarse, es acoger al otro en su realidad; es ayudarle a ser lo que debe ser (Jn 3, 16; 1Jn 4, 7-9). Muchas son las personas que se pasan la vida demostrando que aman mucho; algo que ellas ignoran es que el amor no se demuestra, se ama y basta. Podemos decir que amar tiene sus exigencias:
Ø  La renuncia: especialmente a sí mismo; al egoísmo personal, al orgullo, etc.

Ø  El sacrificio: éste tiene un sentido oblativo, es como el sello de autenticidad.

Ø  La donación y entrega: expresiones máximas del amor verdadero.

A la luz de la Sagrada Escritura, podemos afirmar que conocemos a Dios en la medida que hagamos su voluntad, guardemos sus Mandamientos y amemos al prójimo; acción que exige renuncias, otras veces sacrificios, y otras más, donación y entrega en un servicio al crecimiento personal de los demás.  Acción que nos lleva a descubrir y realizar el sentido de nuestra vida lavando “los pies” a los demás, de acuerdo a las palabras de nuestro Salvador Jesucristo: “Pues si yo, Maestro y Señor, os he lavado los pies…” (cfrJn 13, 14).
E)    El hombre como ser creado[7]
Consideremos, al hombre en cuanto creado. En esto aparecen la sabiduría, el poder y la benignidad de Dios, como lo recuerda frecuentemente la Sagrada Escritura (especialmente Gén 1-3). Sin embargo, la razón humana no es ajena a esta consideración (Rom 1, 20). Por el contrario, pueden aparecer grandes convergencias entre esta doctrina teológica y la filosofía, tanto metafísica como moral, cuando el hombre, al menos desde ciertos puntos de vista, es considerado como creación de Dios.
El hombre completo es históricamente, a la vez, espíritu, alma y cuerpo (1 Tes 5, 23). No es mero fruto de la evolución natural general de la materia, sino efecto de una acción especial de Dios, creado a su imagen (Gén 1, 27). El hombre no es solamente corpóreo, sino que está también dotado de entendimiento que busca la verdad, de conciencia y responsabilidad con las que debe tender al bien según su libre albedrío. En estas dotes está el fundamento de la dignidad que ha de ser respetada en todos y por todos.
La verdad,­y en esto aparece el segundo carácter de la exposición bíblica­, las personas humanas son creadas con dimensión social, diversidad de sexo (Gén 1, 27; 2, 24). Como creados por Dios y como dotados de las mismas notas características fundamentales, todos los miembros del género humano son dignos de gran consideración. «De la índole social del hombre aparece que el progreso de la persona y el crecimiento de la sociedad misma son interdependientes. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, ya que, por su misma naturaleza, necesita totalmente la vida social».
El tercer aspecto del hombre considerado en su estado de «naturaleza creada» se encuentra en la misión dada por Dios al hombre para que «domine» (Gén 1, 26) a todas las cosas del mundo, como vice-señor de las cosas terrestres. En este punto desarrolla su dignidad, de modos diversos, inventando las artes técnicas o bellas, las ciencias, las culturas, las filosofías, etc. En este punto está también presente la solicitud de los derechos humanos, porque todas las actividades deben regularse según la justa consideración dada igualmente a todos en cuanto a la distribución de las corresponsabilidades, esfuerzos y frutos. «Cuanto más crece el poder de los hombres, tanto más amplia es su responsabilidad, sea de los individuos sea de las comunidades».
F)    El hombre como pecador es forjador de la muerte[8]       
En el segundo estadio de la historia de la salvación está el hecho del pecado. Como escribe el apóstol Pablo a los Romanos (1, 21), «habiendo conocido (los hombres) a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se desvanecieron en sus pensamientos y se entenebreció su insensato corazón». Los hombres, abandonando la justicia con respecto a Dios y a los hermanos, prefirieron irrazonablemente el egoísmo, la dominación, las riquezas injustas, la irresponsabilidad y las falsas delicias de todo género. Este modo de proceder condujo al entenebre cimiento del corazón que la Iglesia en su Magisterio contemporáneo denuncia repetidamente como pérdida del «sentido del pecado», que hoy está bastante difundida. Por este defecto gravísimo hay el peligro de que la práctica y la proclamación de los derechos humanos resulten frecuentemente estériles. Pues, a veces, se pone toda la fuerza en el intento de cambiar las «estructuras pecaminosas» sin alusión alguna a la necesidad de la conversión de los corazones. No podemos dejar en el olvido que tales estructuras normalmente son fruto de los pecados personales que tienen su raíz en el mismo pecado original y que, como una gran masa de pecados, se llaman, a veces, el «pecado del mundo». Más aún, supuesta la permanente encorvadura del hombre sobre sí mismo después del pecado, el hombre actual, al disfrutar de mayores posibilidades técnicas y económicas, está también sometido a mayores tentaciones de comportarse como señor absoluto (y no como vice-señor dependiente de Dios) que cree unas estructuras todavía más opresivas con respecto a los otros.[9]
G)   El hombre como ser servil.
Una cosa es ser servicial y otra muy distinta es ser servil. El ser servil es una caricatura de hombre. Su filosofía es trabajar porque toca, por obligación; por dinero, especialmente le gustan las cosas hechas, que otros sean los que abran caminos. No tiene iniciativas ni creatividad, su característica es el mal humor o el mal genio en su trabajo o en seno familiar. Frente a la autoridad es capaz de dejarse humillar, su negatividad se manifiesta en una vida arrastrada, un ser echado al borde del camino, al margen de su realización como persona.

H)   Una ayuda que no miente


El mayor acto de amor que podemos realizar a favor de los demás, no es darles cosas, dinero o propiedades, sino el ayudarles a iniciarse en su proceso de realización humana para que lleguen a ser lo que deben ser (Víctor Frankl,). Personas con un grado de madurez y de plenitud que respondan al Plan maravilloso que Dios tiene para cada una de sus criaturas. San Juan en su primera carta nos dice: “Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 de Jn 4,7) Esta verdad debe ser encarnada, vivida y trasmitida a los demás. A todo hombre. Sin amor nadie se realiza. Podemos vivir teniendo escasez de cosas; cargando alguna enfermedad, pero nadie puede vivir sin amor. No sólo darlo, sino, también recibirlo; debe haber reciprocidad.

1.     Visiones inadecuadas del hombre a la luz del Documento de Puebla[10]

a)     Visión Determinista[11]. para esta visión el hombre no es dueño de sí mismo, sino víctima de fuerzas ocultas, o colabora ante ellas o se anonada. Según esta visión los hombres no son fundamentalmente iguales, dándose lugar a la discriminación y a la marginación, realidades que son incompatibles con la dignidad humana.

b)     Visión Psicologista[12]. Esta visión reduce al hombre a un puñado de instintos sexuales o como simple mecanismo de respuestas a estímulos, pero, carente de libertad. Está visión es cerrada a Dios y a los hombres ya  que la religión es vista como una sublimación sexual o como la negación de sí mismo.

c)     Visión Economicista[13]. La persona humana es vista como un engranaje de la máquina de producción. Se le valora por lo que tiene, por lo que produce o por lo que sabe. ¿Cuánto tienes? ¡¡¡Cuánto vales!!! reza la filosofía  del mundo. En esta visión se desconocen los derechos del hombre, especialmente el derecho a la libertad religiosa.

d)     Visión Estatista[14]. Esta visión tiene su base en la teoría de la Seguridad Nacional, que se presenta como un poder absoluto sobre las personas. El Estado es dios, por lo tanto, el desarrollo económico y el potencial bélico se superponen a las necesidades de las masas abandonadas

e)     Visión Cientista[15]. Según esta visión el futuro y la tarea del hombre es la conquista del universo. Sólo se conoce como verdad lo que la ciencia pueda demostrar. El hombre es reducido a una definición científica. En nombre de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una ofensa contra la dignidad humana.

f)      Visión nihilista. Esta corriente de pensamiento reduce el hombre a la nada, lo aniquila, lo desaparece. El alma de esta visión es la indiferencia que ignora al otro y a los otros. No existe preocupación ni las más mínimas posibilidades de acercamiento o reconciliación, mucho menos el compartir.

g)     Visión objetivista[16]. El otro es reducido a cosa, a objeto a un algo que se le puede usar e instrumentalizar, para luego manipularlo y desecharlo como algo que ha dejado de ser útil y servicial, ya sea por el peso de los años o por enfermedad.

Todas estas visiones sobre el hombre, no responden a la verdad bíblica, ya que reducen al ser humano a un simple puñado de instintos o de impulsos; el hombre tampoco puede ser clasificado o reducido a un instrumento de trabajo o de placer.  Para el cristiano, el hombre no vale por lo que tiene o por lo que hace, sino, por lo que es, “Imagen y semejanza de Dios”. Tiene una dignidad que es la misma para todos los seres humanos. Sólo cuando lleguemos a tener la mirada de Dios podremos vernos como Él nos mira, nos piensa, nos valora, nos acepta y nos ama. Sólo entonces conoceremos el arte de vivir en comunión como hijos de Dios, como hermanos de los hombres y como amos y señores de las cosas, de las cuales tan sólo somos administradores.

5.  Modos fundamentales de hacer la pregunta.
a)     El método científico o racionalista:
Que no toca al hombre de verdad, sino a una abstracción vacía, lo hace objeto de estudio, como se estudiaría una cosa más de la naturaleza, desde fuera. Es el método del hombre-objeto analizado racionalmente sobre una mesa de estudio y circunscrito a un determinado aspecto conceptualizado, sin penetrar propiamente su dimensión humana. Este método ha contribuido con aportes necesarios y útiles, pero parcializa al hombre, prescindiendo de lo más peculiar de él: su singularidad, que le da un rostro humano y nombre propio.
b)     El método existencial:
Se fundamenta en la acción de aquellos pensadores que se implican en la pregunta, teniendo en cuenta al hombre situado en un contexto histórico y existiendo en un lugar concreto, pretendiendo referirse al hombre integral, que haciendo eco al postulado de Kant, se vuelve a repetir la eterna pregunta: ¿Qué es el hombre? ¿Cómo debe ser el hombre? Y ¿Qué debe hacer el hombre?
Al implicarse el hombre en la pregunta, se obliga a responder desde sí mismo, viniendo a ser el método existencial el más auténtico y responsable; ya que sitúa al hombre frente a una pluralidad de posibilidades que descubre la totalidad de sus dimensiones humanas, teniendo como punto de partida la experiencia personal en su triple dimensión: biológica, psicológica y espiritual. Para el método existencial el hombre es pluridimensional, capaz de experimentar en sí mismo la totalidad en la que está inmerso y capaz de situarse frente a su misma pregunta que le hace un doble llamado:
·       “Hombre conócete a ti mismo”: Es la reflexión sobre la propia experiencia, acumulada en el proceso histórico y sobre los conceptos que se han dado sobre el hombre. Es un saber radical más o menos profundo de las limitaciones, necesidades, valores y dimensiones personales. Es el saber de la vida que se manifiesta de varias maneras y que muestra al hombre existiendo.

·       “Hombre realiza tus posibilidades”: Este segundo llamado es prolongación del conocimiento personal que exige entenderse desde el fundamento del ser y en la totalidad del ser. Es el llamado a salir de la mediocridad y del conformismo, del individualismo y demás enfermedades culturales por la vía de la realización personal que implica salir de sí mismo hacia la trascendencia en búsqueda del Otro y de los otros[17].
El método existencial, sujeto-objeto, por estar fundamentado en la experiencia personal, puede, al no estar libre de fallas, caer en el subjetivismo, que sólo en la complementariedad de conocimientos llega a un sentido pluralista, enriquecido con el aporte de las ciencias particulares, que, al complementarse, muestran al hombre integral como lo que es: “Un buscador de valores”, y como lo que debe ser: “Una plenitud de sentido”; es decir, ser hombre significa estar preparado y orientado como un ser en devenir, que no está hecho, sino haciéndose[18], hacia algo a lo que debe encontrar y darle sentido, o hacia alguien que no es él mismo, sino otro diferente a él que está ahí, en actitud de apertura buscando en la reciprocidad recibir, y a la vez hacer su aporte para que se dé el sentido de alteridad.
Lo anterior nos ayuda a comprender las dos dimensiones de los valores humanos: una subjetiva y otra objetiva. Algunos afirman al hablar de los valores que todo es relativo, reduciendo así al valor solamente a lo subjetivo, a una simple impresión de valor o de sentido. Bueno lo que me es útil, lo que causa placer; bueno lo que me conviene, negando así la dimensión objetiva, es decir, lo absoluto del valor, que debe actualizarse, hacerse presente en la vivencia personal para armonizar lo subjetivo con lo objetivo en la práctica que es lo que hace que todo hombre, como ser en devenir, pase de situaciones menos humanas a más humanas para que la vida fluya en la totalidad de su existencia, y llegue a ser lo que está llamado a ser, pero que todavía no es: “Una Plenitud”, “Una Persona Humana”
Hoy día el hombre, aunque siga siendo misterio y enigma, sabe más de sí mismo, que nunca antes en la historia; pues parte se debe a los métodos de investigación científica, y parte, a la experiencia vivida por la humanidad. La complemetaridad de ambos métodos ha develado el misterio del hombre, que hoy conocemos, aunque con limitaciones[19]. Si analizamos los últimos cien años de la historia humana, descubrimos que la mejor escuela ha sido la vida misma, que nos muestra, al hombre capaz de conocerse a partir de su experiencia personal y de la experiencia de otros. Dos guerras mundiales, las guerras de Corea, Vietnam, Irán-Irak, las grandes hambrunas de África, donde los alimentos que el mundo aporta son utilizados para alimentar a los ejércitos sustentadores de los regímenes políticos, las masacres masivas en Colombia, México y el Salvador, han ayudado a descubrir el interior del hombre.
Por otro lado los avances de la ciencia han desbordado los límites de las fantasías del hombre del pasado, despojándolo de los escondites que le ofrecían la religión simplista y las creencias supersticiosas que lo apartan de su realidad[20].
Pero además la humanidad, desde siempre, ha visto a muchos de sus hombres cargar sobre sus espaldas, como verdaderos luchadores, el destino de los más débiles; hombres que gastan sus vidas hasta el último aliento por la emancipación de sus pueblos, convencidos de que lo único por lo que vale la pena comprometerse es la lucha desinteresada por la dignidad humana. Labor que encierra en sí misma un sentido existencial de alteridad, como único camino de alcanzar la plena realización humana y por el que todo hombre debería optar; es él quien decide: la opción por una posibilidad es aniquilamiento de la otra. Frente al hombre está la vida y la muerte, la maldición y la bendición, él es libre para elegir una cosa u otra, de lo que elija él es responsable[21]. Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración de la Alemania de Hitler y testigo de los peores tormentos que la mente humana pueda siquiera imaginarse, dijo acerca del hombre:
“El hombre es un ser capaz de inventar la cámara de gas, pero, también es un ser capaz de entrar en ella entonando una oración”[22] . Es un ser capaz de construir y es a la vez capaz de destruir: construye cuando ama y destruye cuando odia.Estos últimos sumaron más de 6 millones de judíos, cuyos cuerpos fueron usados para alimentar la industria del jabón[23]. A la pregunta ¿hombre quién eres? Desde la perspectiva del Doctor Viktor Frankl podemos contestar: El hombre es un ser capaz de hacer el bien amando y un ser capaz de hacer el mal odiando. Un ser que ha dejado sus huellas impresas en la historia mostrando lo que es: “Un buscador de sentido”[24]. Pasar por esta vida sin dejar huella, equivale a no haber realmente existido, se estaría hablando de una existencia estéril e infecunda.
En todo ser humano co-existen dos posibilidades que están en él como gérmenes o facultades: la capacidad de hacer el bien y de hacer el mal. Los niños no nacen siendo buenos ni malos, más bien nacen con la capacidad de hacer lo bueno o lo malo, dependiendo de los maestros que tengan en la familia, en la escuela, en la calle y en la Iglesia. Los padres son los primeros educadores en la familia. No obstante puedan ser buenos educadores, no olvidemos la influencia del ambiente que condiciona e influye en la educación de los niños para bien o para mal.



[1] EDITORIAL Verbo Divino, El Hombre, pág. 21 (varios)
[2] PANILLO, Bada José, El Hombre, pág. 134 y otros
[3]¿Qué es el hombre. Pág. 32
[4] Instituto Mexicano de Doctrina social cristiana. Dr Carlos Díaz, 2005, pág 38
[5]Haring, Berhnard, Libertad y Fidelidad en Cristo, pág. 117
[6] Ruiz de Santiago. Jaime. Dignidad de la persona humana y Derechos Humanos. INDOSOC, pag. 24
[7]INDOSOC  El hombre imagen de Dios. Dr Carlos Díaz. Pág 13
[8] Dr. Carlos Díaz. El Hombre Imagen y semejanza de Dios. INDOSOC, pág. 45
[9] Dignidad y Derechos de la persona humana, 1983. C. Pozo.
[10] Doc. De Puebla NO.  305
[11] IBID NO. 308
[12] IDID NO. 310
[13] IBID NO. 311
[14]  IBID NO. 314
12 IBID NO. 315
[15] IBID 312
[16] IBID 312
[17] Emmanuel Mounier, El Personalismo, pág. 53.
[18]Panillo, Bada José, Ed. Verbo Divino, pág. 75.
[19] IBID PÁG. 23
[20] Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, pág. 121.
[21]Eclesiastíco 15, 11-20.
[22] Frankl, Víctor, la Voluntad de Sentido, Ed. Herder, pág. 229
[23]Dussel Enrique, Filosofía de la Liberación, pág. 70- 72
[24] Frankl. Víctor, El Hombre Doliente, Ed Herder, pág. 11

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